envueltas en seda
Sobre la envoltura de la bebé (wawa, crisálida, forma flora...) hay unas huellas de pies, la protegen de ambos lados.
En la niña,
la seda retiene sus extremos. Pies afuera, van y vienen. Uno queda
en huella, el otro pie se eleva suave, es pie de mujer... pero, no es de ella. Parecen sus brazos, estos pies ajenos que de algún modo pretenden protegerla.
Y la
tercera, una jovencita, tiene al fin su propio pie al aire.