Sin importar a lo que nos dediquemos, nuestros sentidos procuran la armonía, buscamos orden y agrado en lo cotidiano. Gracia de tiempos primigenios que nos liga a patrones rítmicos, a la naturaleza respirando dentro y fuera de nosotros. Descubrimos formas y elementos que al contemplarlos parecen alimentar al alma; surge la necesidad de coleccionarlos, explorar, seleccionar, completar y con ellos, crear un todo armónico.
Los elementos se complementan, algo se realiza, y en lo material como en lo sutil, nos colma. Sentimos deleite completando un rompecabezas o al ordenar objetos por colores, tamaños o formas, también al alternarlos en series, darles un sentido y comunicar con ellos un mensaje. Son acciones creativas que se rastrean desde el inicio de la humanidad.
Con piedras, conchas, maderos, luego cerámica y otros elementos, se conformaron ritmos, considerados ornamentales, los hay en pequeños espacios o en grandes superficies. Así llegó a nosotros el arte del mosaico.
MOSAICOS EN EL TIEMPO
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